Sabidos
son los avances legislativos que se han logrado en los últimos años,
en materia de violencia de género. Tanto a nivel nacional como a
nivel provincial se han sancionado leyes destinadas a la protección
de las mujeres víctimas de violencia. Adecuándose, de esta manera,
la legislación interna a un marco internacional que ya venía
impulsando tales avances desde la Convención de Naciones Unidas
sobre la Eliminación de todas las formas de discriminación contra
la mujer, en adelante.
En este
marco, en el mes de Julio, se presentaron ante la Clínica Jurídica de
Derechos Humanos dos
personas, dándonos a conocer la situación en que se encontraban un
grupo de mujeres y niños albergados en lo que se hace llamar un
Refugio para Víctimas de Violencia Familiar, encontrándose el mismo
en pésimas condiciones edilicias, incluso hasta hace poco tiempo,
sin otra abertura más que la puerta de entrada. Las
autoridades de la institución se encuentran sospechadas de someter a
las mujeres y a los niños que habitan el lugar, a malos tratos,
incluso hasta han recibido denuncias por trata, violaciones y
secuestro de menores. Un lugar que no cuenta con ningún tipo de
programa que ayude a estas personas a reinsertarse en la vida social
y laboral de una manera independiente, sin ningún tipo de ayuda
psicológica y mucho menos económico. A estas mujeres y niños se
les retiene la documentación y se lxs obliga a trabajar hasta que
muchas de ellas deciden escaparse o son expulsadas del mismo, sin
contar con un lugar a donde ir con sus hijos e hijas.
Todo esto posibilitado por la aquiescencia de las autoridades públicas, las cuales pese a
tomar conocimiento de esta situación por diversas denuncias,
permanecieron en silencio hasta la fecha de hoy.
Ante lo
expuesto desde Clínica Jurídica de Derechos Humanos y el Centro de Atención a
Víctimas de Violencia de Género tomamos intervención, teniendo como
principal objetivo resolver la situación por la que atravesaban dos
hermanas alojadas en este Refugio, quienes teniendo capacidades
diferentes, no recordaban ni siquiera su propia identidad. Estas
chicas llegaron a la institución luego de haber vivido mucho tiempo
en un contexto sumamente violento, sufriendo violencia en su hogar,
la que luego se prolongo en el Refugio. Una de ellas, incluso se
encontró en riesgo de vida producto de un cuadro infeccioso grave
consecuencia de las pésimas condiciones de higiene del lugar. La
administradora del Refugio se negó a brindarle atención médica
profesional, y no fue sino hasta la intervención de esta Clínica,
que las hermanas tuvieron acceso a un tratamiento de salud adecuado.
El día 16
de agosto se presentó una denuncia ante el juzgado Nº 4 del Fuero
de Familia, especializado en la materia de violencia, salud mental y
niñez, con el objetivo de poner en conocimiento del juez la
situación de estas hermanas en particular, y las condiciones del
Refugio en general. Solicitando de manera urgente la intervención
del órgano judicial y el traslado de las niñas a una institución
adecuada que permitiera el pleno desarrollo de sus capacidades y en
especial para salvaguardar su salud. Es de destacar la celeridad en
el obrar de este juzgado quienes rápidamente lograron el traslado de
las hermanas hacia una institución adecuada para sus condiciones.
En lo que
respecta al refugio la situación todavía no se ha modificado, la
falta de regulación adecuada en lo que es materia de Refugios para
víctimas de violencia de género torna dificultoso su control y da
lugar a que las autoridades miren para otro lado. Todo lo sucedido
debería instarnos como sociedad a tomar conciencia que aunque el
dictado de leyes en materia de violencia sea un paso importante,
todavía queda mucho camino por recorrer para lograr la verdadera
protección de esta parte tan vulnerable de población.
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